jueves, septiembre 09, 2010

Cultura swazi

Las mujeres swazi
no pueden comer los sesos de los animales
(para no ser más listas que los hombres).
Las mujeres swazi
no pueden comer las víceras de los animales
(siento no recordar el porqué: había uno).
Las mujeres swazi
no pueden comer las patas de los animales
(para no huir del marido).


Foto: Mujer swazi bailando.
Mantenga Cultural Village, pueblecito tradicional de cultura swazi montado para que los turistas conozcan la cultura swazi -de forma algo artificial-.
Swazilandia.

domingo, agosto 22, 2010

Señales de vida

He de decir que he tenido que luchar contra un poquito de pereza para ponerme a escribir, porque no me apetecía nada...

Las vacaciones empezaron hace unas dos semanas, y aún no acaban: llegué esta tarde, y me voy mañana a las 5 de la mañana. ¿Lo peor? Que ahora mismo no tengo sueño. ¿Lo pésimo? Que no tengo ropa limpia seca; espero que dé tiempo a que al menos la ropa interior se seque...

Lo cierto es que las obligaciones pierden importancia cuando se decoran con el paisaje y las gentes africanos... ¡Quizás sí que esté siendo mejor tomarme las vacaciones antes de centrarme en lo que tengo que hacer!

Como no me apetece escribir, hago un resumen muy breve para que sepáis algo, que sigo viva, y que no me ha pasado nada (grave), y esas cosas...

Mozambique-Sudáfrica, dirección Kruger.
Portugués-inglés.
Calor, frío. Maleta para todos los gustos y colores.
Animalitos muy lindos: cebras, jirafas, elefantes tipo Dumbo, monos tipo Abú, antílopes tipo Bambi, facóceros tipo Pumba, pájaros tipo Zazú, cocodrilos, hipopótamos, entre otros.
No se dejaron ver hienas, ni leones, ni leopardos ni demás felinos.
Quemas "controladas" sin previo aviso: miedo, ¡incendio!

Barberton: pueblo (minero) de Agatha Christie.
Todo el mundo es demasiado amable (qué triste es extrañarse por eso. Pero seguro que tras las sonrisas, los buenos modales victorianos, el dulce tono de voz y la elaboración de tartas hay asesinatos de peli de miedo!).

Swazilandia
País raro.
Hay quien la llama la "Suiza de África", y se parece. Hay mucha montaña, quizás no tan alta como la de SUiza, pero igualmente bonita.
La gente es muy diferente, hay menos gente, y es más educada, pero muy cerrada.
No hay tanta educación, sólo es cierto respeto aparente.
Prefiero que los mozambiqueños intenten timarme (y lo hagan) entre risas y colores.
Lugares muy turísticos, pero lugares muy lindos.
Paseo a caballo. Coces en la pierna del caballo de mi hermana.
Sigo de una pieza.

Mozambique
En cuanto cruzamos la frontera, todo cambió: las calles más sucias, más rucio, más desorden, pero también mucha ma´s vida, más alegría, más colorido, más bromas, mejor onda...
Y poco después de llegar a casa, el sol se despedía desde la terraza: un sol rojo rosado, ¡precioso! A ver si algún día consigo una foto y la subo.
Al menos esa luz del sol al acostarse es la caricia que anhelo de quien está demasiado lejos para venir aquí a acariciarme con su mirada y su sonrisa (qué ñoña me estoy poniendoooo... Ciao!).

Prometo leeros (Elvirita, Helen, etc) en breve y a diario, ¡cuando vuelva! Y escribiros (niños), mails, y etc.

Besos

sábado, julio 31, 2010

Bajo el Sol mozambiqueño


Bueno, aquí me tenéis, rescatando este pequeño rincón de internet para (intentar) volver a escribir.

Esta vez, el motivo que me ha impulsado a hacerlo es que os voy a tener lejos un tiempo que seguramente se me haga largo, especialmente porque estar separada de alguno de vosotros es más difícil de llevar.

El año pasado ya me dijisteis varios que diera más señales de vida, que no sabíais nada de mí, etc. Por eso, trataré de ir dejando aquí cosillas de lo que haga, piense, sienta... Lo que sea.
No espero comentarios o respuestas, simplemente es para compartir un poquito de África con vosotros. (Aunque, si hay comentarios, tampoco los voy a rechazar, claro está).

Por eso, he cambiado la cabecera por una foto que saqué el año pasado de un atardecer mozambiqueño, y la pongo de nuevo en esta entrada porque no me apetece buscar otra.


Salida de Madrid hacia Lisboa. Ningún problema. Nadie nota el cabreo de los controladores aéreos. Subimos a lo que era más una avionetilla que un avión. Tenía mucho encanto, pero no dejó de sorprenderme viajar en ese cacharrito tan lindo desde España. Me recordó a los que cogíamos el año pasado para ir de una isla mozambiqueña a otra...
Con no más de 30 acompañantes, sin apenas hueco para dejar el equipaje de mano, el motor resonando al lado de mi cabeza y alguna turbulencia de más -suerte que no tengo miedo a volar-, el vuelo fue bueno y muy corto (demasiado).

En Lisboa, me preguntan cuántos años tengo (¿¿Sigo pareciendo menor de edad??), y el pasaporte electrónico no funciona. "Siempre fallan los pasaportes españoles, no sé por qué no funcionan", me dicen. "¿Dónde vas?" "A Mozambique". "Pasa, pasa". Y me libré de la foto de la dichosa máquina.

Viajeras en tránsito, nos tocó esperar el tiempo de la escala, como era previsible. Pero aquí sí que tuvimos una hora de retraso, quién sabe por qué.
Ya en el avión, prácticamente otra hora de espera. Suerte que no me dan miedo los aviones.


Resumiendo un poco, y avanzando más deprisa (no tengo muchas ganas de escribir, e imagino que leer algo muy extenso es un poco aletargante, palabra que acaba de rechazarme la Real Academia, a pesar de lo cual quiero utilizarla).

Dormí mucho durante el vuelo, aprovechando al máximo las 12 horas de viaje pero también sus comidas, refrigerios y aperitivos varios.
Cuando llegamos, alrededor de las siete de la mañana, estaba amaneciendo.
Para mi sorpresa, una agradable brisa me obligaba a tener frío.
Pero, sobre todo, el Sol mozambiqueño nos saludaba, ese Sol que es más Sol, desde ese cielo que desde aquí es más cielo, más amplio, más grande, más todo, aunque tan sólo se deba a un efecto óptico.
¿Acaso importa?

Al bajar las escalerillas y ver ese Sol, ese cielo, respirar aire africano, tuve ganas de llorar de emoción.
Recordé que en Madrid, poco antes, aún miraba ese viaje con pereza, agobio, e incluso algo de tristeza. Me daba pena irme y dejar la tranquilidad, las terrazas y los mojitos, la escapadita a Piri, el césped, el regreso de mis niños, el coche recién "estrenado", el tiempo perdido sin hacer nada. Y especialmente, despedirme de mi pequeño.
Sin embargo, quise llorar de emoción.
Al fin y al cabo, todo no puede ser, y yo no puedo evitar estar enamorada de este país, o continente, o lo que sea.

Fue un día intenso y, aunque fue ayer, parece que ya llevo semanas aquí. Redescubrimiento de lugares, de comidas, de olores, de vistas...
Y, por la noche, concierto.
Exactamente igual que hace un año. No tan buena la música, pero suficiente.

Ahora, a seguir disfrutando de esto, y a mentalizarme para empezar a currar un poquito (eso va a ser lo que más me cueste). Además, aquí muchos entienden algo de español, pero aún no conozco a nadie que lo estudie.


Y ya lo dejo aquí, que se me hace tarde.


Un beso muuuyyy graaande, y por el skype nos vemos/oímos (sigo con la misma cuenta).

miércoles, marzo 07, 2007

Viaje al Sur de la mano de Cristina Hoyos


Hace un par de días realicé un viaje al Sur de la mano de Cristina Hoyos, gran bailaora sevillana, dentro del teatro Gran Vía.

Espectacular artista que cuenta ya con 62 años, no ha perdido aún ni su simpatía ni su duende. Cada movimiento cautiva a quien la ve.

El baile de Cristina Hoyos se ha distinguido siempre por su gran técnica, conseguida en gran parte gracias a lo aprendido de grandes maestros con los que ha bailado, como Farruco, Pastora Imperio, Manuela Vargas o el propio Gades. También el movimiento de sus brazos ha recogido merecidos elogios. Sus espectáculos guardan siempre un perfecto equilibrio entre el fuerte enraizamiento en el que se sumerge su baile y la modernidad. Es un estilo que asimila las nuevas tendencias de forma muy consciente y sin concesiones a las estridencias.

En este caso, el espectáculo quedaba dividido en Alegría, Tragedia, y Pasión.
Colores amarillos, negros y rojos. Diferentes ritmos, músicas, pasos y efectos que transmiten exactamente esos sentimientos.

Una caricia para el alma.

"De flamenco no se entiende; el flamenco se siente." (Cristina Hoyos).

miércoles, agosto 16, 2006

Leer rápido

Sgeun etsduios raleziaods por una uivenrsdiad ignlsea, no ipmotra el odren en el que las ltears etsen ersciats, la uicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la utlima ltera esetn ecsritas en la psiocion cocrreta.
El retso peuden etsar ttaolmntee mal y aun pordas lerelo sin pobrleams, pquore no lemeos cada ltera en si msima snio cdaa paalbra en un contxetso.

miércoles, agosto 09, 2006

¿Posibles donaciones de sangre en Suecia de homosexuales?

Un nuevo país de la UE podría modificar en los próximos meses la norma que prohíbe a los hombres homosexuales, en bloque, la donación de sangre, al ser considerados ‘grupo de riesgo’, juzgándolos por su orientación sexual y no por las prácticas que realicen. Se trata de Suecia, que ha elaborado unos informes remitidos al Ministerio de Acción Social y Salud del país, y que se ha mostrado abierta a esta modificación legal.
“Es desafortunado definir a los hombres homosexuales, en general, como grupo de riesgo“, declaró la ministra de Salud sueca, Ylva Johansson.
Recordemos que Francia fue el último gran país que decidió retirar esa prohibición a los hombres homosexuales, y que países como España no impiden la donación por orientación sexual, sino por haber realizado prácticas consideradas de riesgo, tanto homosexuales como heterosexuales.


Fuente:http://www.dosmanzanas.com/

Parecerá ridículo, ¿no? Que los homosexuales no puedan donar sangre en algunos países...
Pasito a pasito... poco a poco... a ver si pronto se igualan los derechos =)

miércoles, agosto 02, 2006

Hiperbreve

Metió el dedo índice en el bote de pintura roja. Lo sacó y, goteando, lo llevó al papel que había a un lado. Dibujó una circunferencia. Luego cogió pintura negra con el dedo corazón, y rellenó la circunferencia con ella.
Por un instante quiso mojarse los dedos de nuevo de pintura para mancharse la cara. Momentos después se miró al espejo del agua y dio con la imagen de una niña con rayas rojas y negras serpenteando en su cara. Se vio sonreír levemente; le divertía verse como la niña que aún era.
Dejó que le cayesen unos graciosos ricillos plateados por su frente y se sentó sobre sus rodillas, añorando la madurez de los adultos.
Cerró los ojos y lágrimas brotaron de ellos, y bajaron, brillantes, correteando por su rostro agrietado por los años, y acariciándola a cada paso que daban.
Se tumbó en el suelo y notó cómo la arena se amoldaba a cada centímetro de su cuerpo desnudo. Seguía con los ojos cerrados, pero una suave brisa del oeste fue secando y borrando las lágrimas lentamente.
Se sintió desvanecer en la inmensidad de la nada, y fue hundiéndose en la arena.

Poco a poco. Despacio. Poco a poco.
Al abrir los ojos de nuevo no supo exactamente quién era; si una anciana nostálgica o una niña abandonada.

Esto sí es de mi cosecha, lo escribí hace un par de añitos. Creo que contiene demasiados símbolos y metáforas, quizás un tanto enrevesados y de múltiples interpretaciones... ¿qué entendéis vosotr@s?